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Historias totalmente creadas que estan basadas en la historia de alguien, a quien, todavía, no tengo el gusto de conocer...

domingo, 12 de octubre de 2008

...una pregunta -Mi gran amigo, mi gran amor-

Ya lo decía alguna vez aquella pregunta: ¿cómo pretendes que te diga “amigo” si alguna vez te dije “amor”?, y es así como acontece ahora; yo, sentado, cruzado de piernas, mordiéndome los labios... miro hacía el cielo esperando a que caiga algo que me alivie o aniquile de inmediato; ella, sentada con las piernas juntas, con su rostro sobre ellas, lleva sus manos sobre la cabeza como si intentase desaparecer de este momento, en el que quizás no se había puesto a pensar ni un solo instante...

[Recuerdo aquella vez, cuando nos conocimos, la recuerdo tan bien como si hubiese sido ayer, mi familia y yo teníamos apenas dos semanas de habernos mudado a este lugar, era viernes por la tarde y las hojas de los árboles revoloteaban junto con el viento del otoño que nos cobijaba mientras allá afuera, en la mente de los demás, reinaban el rencor, las guerras y nada más.Teníamos la edad, de la sonrisa, de la alegría y de la paz, ella llevaba un vestido bello como su rostro, puro como su alma y blanco como su ingenuidad, yo vestía el mismo overol de todos los viernes, pero creo que ella no se fijó en eso, porque no dejaba de asombrarse por mi cara de felicidad. Me invitó a jugar con ella, acepté y pasamos toda esa tarde juntos, después, ya cansados, terminamos sentándonos frente a la puerta de su casa, platicando de cosas tan simples pero tan complejas y fantasiosas a la vez, que sólo cuando somos niños solemos decir.

Desde aquel entonces, Anna y yo solíamos salir por las tardes a jugar, a inventar cosas nuevas, a imaginar vidas diferentes, a reír o simplemente a sentarnos y platicar de mil y una estupideces frente a la puerta de su casa. Era entonces cuando solíamos decir infinidad de frivolidades, como que nosotros jamás besaríamos a alguien del sexo opuesto en nuestras vidas, al menos yo, deje de opinar eso cuando ella me dio un beso por primera vez en la mejilla... Conforme fuimos creciendo, los juegos, las risas y las pláticas fueron tornándose más intensas, interesantes y divertidas, sin darnos cuenta, éramos el uno para el otro aquel gran amigo o amiga que todos alguna vez deseamos tener; todos los viernes me contaba de algún chico nuevo que había acabado de conocer, nunca me dijo algo sobre algún interés en alguno de ellos pero como buen amigo, siempre trataba de aconsejarla, guiándola por el buen camino; confiaba mucho en mi, ya que yo era como su diario personal, donde ella anotaba todo... hasta con lujo de detalle. En una noche de esas, fue cuando me abrazó y me dio las gracias por ser quien era para ella, "su mejor amigo", recuerdo haberle dicho que la amistad que sentía por ella, era como la rosa de su jardín, que ella solía regar a diario y procurar siempre por su bienestar.]

...volteo a verla y ahora tiene la columna recta, el cuello erguido y los ojos cerrados, y mientras noto su pausado pero profundo respirar, me envuelven unas ganas terribles de acercarme, abrazarla, darle un beso y confesarle de una vez que todo lo que ahora siento ya no es simplemente una gran amistad como antes, sino un profundo amor que no me deja en paz. ¿Estará arrepentida? o ¿por qué le escurre esa lagrima por el rostro? debo dejarla que piense un poco mas, que se tome el tiempo necesario, pero también tengo ganas de salir corriendo y olvidarme de una vez de todo esto y volver al ayer, cuando todo era perfecto...

[La primera vez que la vi llorar fue mientras me reclamaba por que el día anterior no había salido a jugar, cosas tan simples... pero ella creía que me había pasado algo malo, poco tiempo después, entendí que el llanto no era por coraje ni por capricho de tenerme a su lado, sino porque había llegado a pensar que quizás no me volvería a ver sonreír ni una vez más.]

...con una cara de desesperación, angustia y desconcierto paso mi mano derecha por mi cabeza mientras observo como una pequeña hormiga, lleva el alimento a su hogar...

[Esa vez no era una hormiga, era yo, no era alimento, era una flor, tampoco era un hogar, quizás pensaba, muy en el fondo, llevársela a mi futuro amor; sí, ella había recibido honores en la escuela por sus sorprendentes notas y es ahora cuando pienso que tome eso como pretexto para pintarle una sonrisa más con aquella bella flor.]

...una vez más dirijo todos mis sentidos hacia ella y noto como mi corazón, comienza a latir cada vez mas rápido, no parpadeo y degluto una enorme cantidad de nervios... todo esto es por el simple hecho de que también ella ha puesto toda su atención en mi dejándome perplejo sin oportunidad de movimiento alguno; nuestras miradas se cruzan intercambiando sensaciones jamás antes sentidas por alguno de los dos, no hace frió pero comienzo a temblar, ella derrama una lagrima más pero aun así no me deja de mirar, presiento que en cualquier momento un inmenso llanto la puede hacer estallar y siento eso por que algo en mi también comienza a consumirme, dejándome sin poder respirar.

Y es ahora cuando mi "yo" sucede sin que mi "mi" pueda reaccionar al golpe tan fuerte que acaba de recibir porque me acaba de hacer una pregunta que pensé que jamás llegaría a oír...

¿Quieres ser el amor de mi vida, sin dejar de ser mi viejo y gran amigo?
continuará...
9a. Historia
Poncho Knox